Labot ©

Hasta la muerte todo es vida

2006/02/28

Menuda rasca!

Esta es la crónica fotográfica del fin de semana. Era la primera vez que salía a navegar en el Cantábrico... su puta madre: lluvia, frío, viento fuerza 5-6 (hasta 25 nudos el sábado por la tarde), fuerte marejada el domingo (olas de 2,5 metros). Y todo esto al lado de Bilbao, no quiero ni imaginar lo que debe ser atravesar el Atlántico.

Así que para dar envidia (o no) voy a poner unas fotos que saqué el sábado; no son muy buenas porque no estaba el tema para enfocar con tranquilidad. Tampoco voy a poner las fotos de las chicas en cubierta haciendo topless para preservar su intimidad ;-)
Os ahorro los detalles de la vomitona del domingo.
Eso sí, los dos días nos echamos unas risas y nos bebimos todo el vino y la cerveza que llevábamos. También nos comimos la tortilla, los huevos rellenos, el bacalao, el quiche y el chocolate.

La mañana comenzó muy tranquila, poco viento. Había una regatilla y les vimos salir. Salen con el spi:


Nosotros vamos rumbo nordeste, hacia Plentzia. Salimos del abrigo del puerto. Un largo y nos plantamos en Plentzia para comer. La playa desierta, un first (otro barco) ocupando la única boya y nosotros fondeamos para comer:


Después de comer iniciamos la vuelta. Ahora tenemos el viento en contra. Refresca (aumenta el viento). Empieza a llover, vaya. Nos ponemos los trajes de agua. Todo empieza a ser más gris aún:


Vamos ciñendo (en sentido contario al viento). Sigue refrescando, medimos hasta 25 nudos. Esto se pone interesante. La tripulación hace banda con los pies colgando fuera del barco. La lluvia arrecia en la cara.... El barco se porta de puta madre, qué bien lo estamos pasando!


En ese momento, el timonel está disfrutando como un enano. Parece que está atravesando el cabo de hornos.


La boya señala la entrada del puerto, Aquí, al abrigo, está todo más tranquilo, cae el viento y ya nos preparamos para arriar velas. Hemos llegado volando (sobre las olas)!!!


Llegamos al puerto, amarramos, baldeamos, recogemos un poco y, joder, se ha quedado un atardecer precioso.