El mercado de la atención, la monodimensionalidad del dinero, y el análisis multifactorial

(leer este rollo lleva sólo 2 minutos)
Esta semana he hecho dos comentarios en sendos BLOGs sobre dos temas muy recurrentes últimamente: por un lado, la escasa atención que nos prestamos o podemos prestar los unos a los otros y, por otro lado, la facilidad con la que reducimos cualquier cuestión a un mero análisis monetario.
¿cuánta atención tienes disponible? depende para quién. Durante el café, antes de que alguien termine una frase ya hay compañeros que responden (en realidad no responden porque no han escuchado lo anterior). Ni mi pareja me deja que dedique 10 minutos a explicarle las ventajas de UMTS.
¿quiénes ganan esta batalla? los graciosos; si tienes un amigo gracioso le escuchas con atención. De alguna manera, egoistamente, sabes que inviertes tu tiempo pero vas a recibir algo a cambio (unas risas).
La ausencia de atención hace que simplifiquemos todo: etarra o facha; pobre-paupérrimo o rico-riquísimo; Bush es malo y Fidel bueno (¿?); los productos chinos son baratos y los suecos caros (¿?); botellón o tertulia literaria;

El dinero es cojonudo como referencia, es tan sustituible que sólo es valorable cuantitaviamente; por eso es tan fácil de entender.
Como es monodimensional cualquier cantidad de dinero es comparable directamente con otra; y lo mejor es que todos podemos opinar. Igual no sabemos nada de mecánica ni del mercado de los coches 4x4 pero seguro que todos sabemos cuánto es 64.900 €.

El resultado es un análisis multifactorial reducido a monofactorial que asigna a cada característica su "precio" y así ya nos sentimos seguros hablando de cualquier cosa, incluyendo de las que no sabemos u opinamos nada:
- ¿es bueno Picasso? ¿te gusta?
- es uno de los mejores, un cuadro suyo se vendió por 77,37 millones de euros
- creo que ésa no era la pregunta

Por otra parte, siempre puedes hacerte entender traduciendo tu mensaje en euros:
"la semana pasada estuve navegando...". indiferencia.
"... probando un velero: un Oceanis 423...". ¿sí?
"... 42 pies, 13 metros más o menos, precioso, casco azul...". más indiferencia.
"... hizo buen día, el barco se comportó de puta madre, cómo acelera en las viradas... ". ZZZZZZZZZ
"... fondeamos en una playa, al día siguiente vimos amanecer ....". ...ZZZ...ZZZ...
"... una pena que cueste 150.000€!!!". "Ostias! Cómo mola, no?"


Ahora recuerdo que todo esto me lo anticipó un amigo estadounidense hace 10 años. Todas las conversaciones quedaban reducidas a un número en dólares/pesetas que cualificaba el hecho casi unívocamente:
- EL: "Me compré en NY unas zapatillas de running....". "¿cómo son?". "Asics. 90 dólares".
- YO: "Creo que iré a trabajar a Madrid". "cuánto te ofrecen?". "5 kilos". "haces bien".
- EL: "Las viviendas en USA son más grandes". "ah, ¿sí?". "sí. un chalet 130.000 dólares".
- YO: "Han puesto una pista de Hockey en Deusto". "¿la habéis probado?". "Aun no. hay
que comprar patines especiales y sticks". "¿cuánto cuesta un Stick?". "3000 pelas". "Puede ser divertido".
- EL: "He llevado a mi novia al parador de Fuente Dé". "Lo conozco. ¿os gustó? ¿subistéis al mirador en el teleférico? ¿había nieve?". "Muy bonito. 20.000 pesetas".

¿Para qué necesitamos futuro si ya tenemos el presente de Estados Unidos?