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Hasta la muerte todo es vida

2006/10/04

Mont Saint Michel


Vértices y vórtices. geográficos, artísticos, culturales, históricos, sentimentales...
Sin duda, el Monte Saint Michel es un vértice que guarda algo del misticismo celta de los druidas, a pesar de la abadía que los cristianos construyeron y ocupa ahora la parte más alta de este peñasco.

Antes de que el hombre blanco construyera el dique, la carretera y los aparcamientos para autobuses, las mareas aislaban totalmente dos veces al día Saint Michel. Entonces, para llegar hasta aquí había que recorrer decenas de kilómetros, dicen que hace 2000 años la costa estaba a 48 kilómetros de distancia. Con la bajamar, este monte domina una llanura verde que se va inundando hasta que, en la pleamar, queda aislado casi totalmente del mundo (totalmente si no se hubiese construido la carretera).

Análogamente, una vez en Saint Michel, la pleamar convertía Saint Michel en una isla de la que resultaría imposible escapar hasta la siguiente bajamar. Es fácil imaginar la sensación de aislamiento que la pleamar y un día de niebla dan a este lugar.






Como la marea, millones de turistas rodean (e invaden) cada día Saint Michel y lo abandonan en su soledad al atardecer.




Si visitáis Saint Michel, dormid al menos una noche intra-muros y pasear por la noche por sus calles desiertas. Los druidas normandos os acompañarán.